miércoles, 21 de junio de 2017

Constelaciones familiares: las emociones en la pareja.

Las hay, muy diversas. La relación de pareja es muy emocional y se encuentra en constante cambio. Y es asunto de dos.



Cuando vivenciamos emociones, es cuando vivimos, más que existimos. Unas nos facilitan la relación de pareja y otras la dificultan. Unas nos ayudan a estar en sintonía, otras aportan parásitos y ruido, otras hacen saltar chispas y otras nos desconectan. Emociones como la rabia, el miedo, la tristeza o el asco, están ahí por algo. Son una respuesta a lo que nos pasó ¿Qué hacer con ellas?

En cuanto a las primeras, a las que nos ayudan a una buena relación, potenciarlas
. Cuanto más tiempo dediquemos a saborear nuestras experiencias positivas, cuanto más las dejemos entrar en nosotros y más las interioricemos, más memorias emocionales vitales y duraderas albergaremos y más estructura neural cimentaremos con ellas.


¿Qué hacer con las emociones restantes? Pues, cambiarlas, liberarlas o borrarlas de nuestro disco duro. ¿Cómo? La clave de nuestra felicidad está en lo que nos hace infelices, en nuestro almacén inconsciente de memorias dolorosas, cada una con su correspondiente energía asociada. Cada uno de nosotros llevamos una mochila única, con una mezcla única de memorias y energías asociadas, gracias a la cual emitimos y captamos continuamente ondas de un determinado perfil. Cuando éstas sintonizan muy bien con las de otra persona que vemos como potencial pareja, nos enamoramos, estamos felices con ella y comemos perdices.

Pero este contenido único de nuestra mochila cambia con el tiempo porque la mezcla de memorias y energías asociadas, procedente de nuestra herencia emocional familiar aún no resuelta, está en constante movimiento, así como las emociones derivadas de todos los hechos fuertes y no digeridos que vamos viviendo a nivel personal en nuestro constante deambular por la vida. A consecuencia de ello, también cambia el perfil único de nuestras ondas y, por tanto, nuestra habilidad única para sintonizar con las de nuestra pareja, que a su vez, también cambian en el tiempo. Así, pues, según la evolución de cada uno, la relación de pareja puede hacerse más íntima, mantenerse o dislocarse.

Nuestro aquí y ahora está influido y moldeado por nuestro pasado a través de las memorias vivas que poseemos del mismo. A este respecto, la conocida frase: “La infancia es destino” nos da la pista que una gran parte de nuestras memorias y energías asociadas provienen de cuando éramos pequeños, sin los recursos necesarios para afrontar determinadas situaciones duras, ante las que para sobrevivirlas, sólo pudimos reprimir nuestras emociones (rabia, miedo, etc.) y esconderlas en nuestro inconsciente, a la espera de poder encontrar una solución para ellas. Pero mientras permanecen en el inconsciente, ejercen y actúan para sorpresa y desazón nuestra, dado que nuestra conciencia no es consciente de ello.

“Lo que no se hace consciente se manifiesta en nuestras vidas como destino”
, según Jung.
Un destino que supera y somete a nuestra voluntad.


Hasta que yo no entre en mi inconsciente para salir de mi inconsciencia, éste continuará dirigiendo mi vida, y yo le seguiré llamando destino.


Las Constelaciones Familiares nos ayudan a entrar en nuestro inconsciente, a encontrar las emociones que dificultan las relaciones de pareja, sus causas y conexiones para desactivarlas, a liberar aquellas y a poner orden y paz en el Sistema Familiar.


Los siguientes casos reales nos ayudan a comprender su aportación:


Mujer de 28 años. Bastante fría. Ha tenido varias parejas, de las que ella se separa antes de un año. Es hija única de un padre adoptado y de una madre que es la segunda de sus tres esposas en el tiempo. Las abandonó cuando ella tenía un año. Es difícil establecer lazos afectivos con un hombre si no los has vivenciado antes con tu padre. El abandono produce rechazo y al mismo tiempo un profundo anhelo por lo que no pudo ser. Esta es la emoción trampa que te engancha y te mantiene enganchado en ella hasta que la sueltas. ¿Cómo? Reconociendo que nuestros padres son los mejores. Tenemos un 50% de cada uno de ellos. Si no lo hicieron mejor, no fue porque no quisieron, sino porque en sus circunstancias únicas, no pudieron hacerlo mejor. Una vez reconocidos los hechos y reconciliada con lo sucedido, la mujer está en condiciones para afrontar una nueva y satisfactoria relación de pareja.

Un matrimonio con hijos. Están pensando en separarse cuando viene a verme. Discuten por casi todo. El trabajo sistémico permite descubrir que, además de la muerte de hermanos respectivos, cada uno de ellos está emocionalmente enganchado con la muerte de su tercer hijo, cuyo duelo no han hecho. Se trata de un acontecimiento tan doloroso que a veces se evita, no se mira y, por tanto no se hace. Ello genera inconscientemente una tristeza profunda y permanente. La solución pasó por mostrar claramente la situación, hacer todos los duelos, liberar el dolor que los dos llevaban y no excluir a nadie.

Mujer de 35 años
. Estando embarazada de su segundo hijo, lo pierde. Le descubren varios quistes en el útero. Una primera constelación permite descubrir la conexión entre estos quistes y varios abortos sufridos por su abuela materna. Hay reconocimiento y reconciliación. Al cabo de un año, sus quistes casi han desaparecido. Vuelve para constelar su enfado. Ella se ha separado de su marido, y éste se ha casado con otra mujer sin anunciárselo. Esta segunda constelación ayuda a descubrir un bloqueo emocional masculino a lo largo de su sistema paterno y la conexión existente entre su enfado y la segunda mujer de su ex marido. Necesita tiempo para asimilar lo visto. En Constelaciones Familiares, poco es mucho.

Mujer de 34 años.
Siente malestar. Vive con su pareja, una mujer de 33 años con dos hijas, separada del padre de éstas. El padre de ella maltrataba a su madre. El presenciar de pequeña situaciones tan dolorosas entre sus padres le motivó para aprender y alcanzar el campeonato nacional de un arte marcial para poder defender a su madre de la violencia de su padre. Al mismo tiempo honraba a esta violencia con la práctica de un deporte de lucha. Inconscientemente somos leales y honramos a nuestros dos progenitores, pase lo que pase. Su rol actual es masculino apoyando lo femenino. El inconsciente busca completar el complejo puzzle de nuestra posición en la vida, en la que todo encaja, aunque el consciente no entienda casi nada al respecto. El verlo de frente, encontrarle sentido y reconciliarse con ello, la tranquilizó y serenó profundamente.


Las Constelaciones Familiares ayudan a:

  • Rastrear las posibles causas y comprender las dinámicas subyacentes.
  • Modificar o borrar memorias inadecuadas.
  • Activar y poner en marcha procesos que llevan del atasco al desatasco, del desorden al orden, del desequilibrio al equilibrio, de la confusión a la claridad, del odio y el miedo a la reconciliación y a la paz.
  • Constituir un terreno fértil en el que pueda germinar un impulso inicial hacia una solución a los retos vitales de las parejas.

Las Constelaciones Familiares ayudan paradójicamente a encontrar soluciones sencillas a situaciones complejas.

Este taller te ayuda a entrar en ti. A comprender lo que lo racional no alcanza a entender. A cambiar y mejorar tu situación, la de tu pareja y la de tu sistema familiar en sentido amplio.


Consultor de Sistemas Humanos
600-522-884
sistemica.c.surroca@gmail.com


viernes, 17 de marzo de 2017

Constelaciones familiares Relaciones entre padres e hijos



Si algo duele, algo tengo que aprender


Cuando las relaciones entre padres e hijos entran en dificultades, suelen convertirse en obsesivas. Aunque estemos cocinando, trabajando, escuchando música o tomando un baño relajante en un SPA, consciente e inconscientemente nuestras energías y nuestra atención están atrapadas en el dolor por lo que nos ocurre y en su pesada carga emocional. Sufrimos, aunque no entendemos por qué. Es difícil comprender y ser objetivos si estamos presos en nuestra propia cárcel. Pero hoy podemos salir de ella y focalizarnos en la solución.

Las Constelaciones Familiares ayudan a los padres e hijos a salir del pozo emocional de sus relaciones difíciles y a focalizarse en la solución.


A medida que vivimos, experimentamos una serie de hechos que nos impactan emocionalmente en mayor o menor medida. Para sobrevivir al momento en que se producen los hechos dolorosos, rechazamos las emociones que nos producen, las reprimimos y las guardamos en nuestro inconsciente. Así, pues, a medida que vivimos, vamos llenando nuestro almacén inconsciente de memorias dolorosas que, por serlo, comportan una cierta energía singular que emite y capta ciertas ondas, que nos permite sintonizar con unas ondas electromagnéticas muy precisas de ciertas personas, y no con otras.

Cuando vivenciamos en el presente algún hecho que resuena con algo doloroso que sucedió tiempo atrás, aquello memorizado en nuestro inconsciente sintoniza y salta al momento presente con una fuerza arrolladora y desconcertante. Esto hace que vivamos un presente condicionado inconscientemente por las memorias de nuestro pasado, y que no comprendamos algunas reacciones de nuestro propio comportamiento, ni las de los demás.

Si bien nuestro aquí y ahora está influido y moldeado por nuestro pasado a través de las memorias dolorosas y vivas que poseemos del mismo en nuestro inconsciente, eso ya no tiene por qué ser así. Hoy podemos mejorar nuestro presente continuo cambiando conveniente, humana y amorosamente nuestras propias memorias y programas, como hacemos de una forma técnica y fría con los ordenadores.

Las Constelaciones Familiares ayudan a soltar o modificar estas memorias y programas inadecuados, buscando y encontrando el conflicto programante inicial, y desactivando su influencia, reconciliando y poniendo orden en el Sistema Familiar. Cuando eso sucede, el amor, la energía y la información entre los miembros del Sistema Familiar fluyen, sin atascos ni tapones, y esa ligereza y bienestar llega a la persona que ha tenido el impulso de constelar su caso.




¿Cuáles pueden ser las causas de unas relaciones difíciles entre padres e hijos?


Cuando las relaciones entre padres e hijos se hacen difíciles, la tendencia es mirar al otro como su causante. Los padres no suelen darse cuenta que ellos canalizan hacia sus hijos el agua que les viene de sus respectivas cumbres nevadas, que ellos les encauzan las memorias emocionales y su energía específica asociada, que les vienen de atrás, de sus respectivos sistemas familiares: abuelos, bisabuelos, tatarabuelos y antepasados diversos. Y esas memorias y su consiguiente energía, que tanto el padre como la madre heredan inconscientemente de sus respectivos padres y las pasan y reparten inconsciente e irregularmente entre sus diversos hijos, están sutilmente condicionadas y embadurnadas por lo doloroso que ha sucedido y no se ha resuelto en su respectivo Sistema Familiar.

Las memorias y energías que cada uno lleva encima en cada momento pueden venir también de otras fuentes distintas del Sistema Familiar, como son los hechos dolorosos y traumáticos vividos en vida por padres e hijos, aunque a veces descubrimos que éstos son una pura consecuencia de las anteriores, como ocurre con ciertos hechos que se repiten a lo largo de varias generaciones al llegar a ciertas fechas, aniversarios, etc.

Todas esas memorias y energías que nos resultan tan pesadas, están ahí, en nosotros, esperando a que las liberemos. Si no lo conseguimos, pasan a nuestros hijos, y si no, a los hijos de nuestros hijos, hasta encontrar a alguien que sufriendo los efectos del atasco, diga ¡Basta!, y decida hacer algo al respecto. Hacer eso hoy es posible. Pertenecemos a la segunda generación de la historia que puede hacerlo, porque ahora sabemos cómo hacerlo. Y cuando lo conseguimos, cuando logramos eliminar el tapón emocional en nuestro sistema de cañerías, el agua, las energías y las informaciones fluyen a través de ellas, las relaciones entre los miembros del Sistema Familiar se normalizan y el alivio es grande, como el que se siente al llegar a un oasis después de una larga travesía por el desierto.

¿Qué memorias de hechos dolorosos ocurridos pueden intervenir y afectar a las relaciones entre padres e hijos? 


Sin pretender ser exhaustivo, enumero varias posibles:

· El haber vivido experiencias traumáticas en vida, como accidentes, enfermedades graves, prisión, adicciones, exclusiones, acoso laboral, abusos sexuales, violación, incesto, abortos, violencia en casa entre padre y madre, madre o padre no disponible o inexistente, adopción difícil, ruinas, luchas fratricidas, herencias destructivas, etc.

· Lejos de haber crecido bajo un patrón de apego seguro e íntimo con sus cuidadores, haber vivido los primeros meses de vida bajo un apego inseguro evitativo, ambivalente o desorganizado, muerte prematura de padre o madre, haber sufrido abandono.

· La calidad del nacimiento. No es lo mismo salir bien (tener éxito) después de un gran esfuerzo, que tirar la toalla porque el cordón umbilical alrededor de mi cuello me ahoga y luego un alma profesional y bendita me salva, o ser extraído con fórceps o por cesárea. La memoria específica que quedó impresa en mí a causa de la manera especial y única de cómo nací, ha contribuido a modelar mi carácter personal y único. Por ejemplo, mi memoria de que después de un esfuerzo viene el éxito me lleva a un comportamiento en la vida distinto del de una memoria de que llego al éxito sin esfuerzo.

· La calidad del embarazo. El embrión en desarrollo lo capta todo, tanto la paz y la ilusión de la madre por llevarlo, esperarlo y amarlo, cuando sus progenitores se festejan, como el miedo y el desengaño de la madre cuando la relación de pareja no funciona, con discusiones verbales, violencias e incluso agresiones.

· La calidad de la fecundación. No es lo mismo proceder de la fecundación resultante de un proceso amoroso entre mis padres que me desean, que ser el resultado de una violación.

· Las cargas emocionales que cada miembro lleva por herencia de asuntos dolorosos inconscientes no resueltos por algunos de sus antepasados. Como hijo, una parte de estas memorias procede del Sistema Familiar de mi madre y la otra del Sistema Familiar de mi padre. A veces toman la forma de anhelos y necesidades insatisfechas con el padre o la madre, lealtades ciegas, mandatos velados, patrones encriptados, creencias limitantes, hechos repetitivos intensos o esenciales no dichos, secretos, conflictos, etc.

Su variedad es infinita y su intensidad muy diversa. Por eso no hay dos seres humanos iguales, y cada uno hace lo mejor que puede con lo que lleva en su mochila, por muy aberrante que parezca lo que hace. Si pudiera hacerlo mejor, lo haría.

Ante lo dicho, podemos estremecernos ante tal complejidad y pensar que poco se puede hacer al respecto. Pero es una creencia errónea. Ya se está haciendo y consiguiendo mucho.

Constelaciones familiares para vaciar la mochila de cargas emocionales dolorosas, fluir y disfrutar de una vida plena.


Las Constelaciones Familiares ayudan a:

· Crear un ambiente adecuado, protegido y confidencial.

· Cambiar de perspectiva, ampliar el campo de visión y mirar de forma más penetrante.

· Rastrear las posibles causas.

· Comprender las dinámicas subyacentes.

· Modificar o eliminar memorias inadecuadas y añadir las que faltan.

· Activar procesos que desatascan, ordenan, equilibran, clarifican, reconcilian, pacifican.

· Crear un terreno fértil en el que pueda germinar una solución.

· Comprender lo que lo racional no alcanza a entender.

· Mejorar la situación de la persona que ha constelado y la de su Sistema Familiar.

Las Constelaciones Familiares son tecnología de alta precisión humana. Al dar en la diana, con muy poco se consigue mucho, al localizar y quitar el grano de arena que bloqueaba un engranaje, toda la máquina humana se pone en marcha.


Paradójicamente, las Constelaciones Familiares ayudan a encontrar soluciones sencillas a situaciones complejas.



Consultor de Sistemas Humanos
600-522-884
sistemica.c.surroca@gmail.com


                                            inteligenciasistemicacarlossurroca.blogspot.com.esinteligenciasistemica.carlossurroca linkedin Carlos Surroca


miércoles, 1 de marzo de 2017

Inteligencia Sistémica ¿Qué es y en qué te puede ayudar?

La Inteligencia Sistémica nos ayuda a elevar nuestro nivel de conciencia sobre lo que nos ocurre y a satisfacer mejor nuestras necesidades. Nos ayuda a superar los modelos agotados, a encontrar caminos nuevos y viables y a realizar los cambios necesarios con serenidad. Nos prepara y centra en las soluciones a nuestros retos vitales. Nos ayuda a ver y a estar en la vida de una manera mucho más plena.




La Inteligencia Sistémica es un amplio, profundo y sutil campo de conocimiento sobre el funcionamiento del ser humano y de los distintos sistemas de los que forma parte: familia, escuela, equipo deportivo, universidad, empresa multinacional, familiar u otra, hospital, organismo público, partido político, asociación, ONG, ciudad, sociedad, etc.


La Inteligencia Sistémica es una potente metodología que, al cambiar el punto de observación del cliente, ampliar su campo de visión y hacer más penetrante su mirada, logra sustanciales y positivos cambios en él y en los sistemas humanos a los que pertenece, y le ayuda a salir de situaciones difíciles persistentes o a no entrar en ellas.





Conferencia sobre
¿Qué es y en qué te puede ayudar?
Espacio Ronda, Sala Blanca
16 de Marzo
de 19,30 a 21,00 horas


Esta conferencia correrá a cargo de Carlos Surroca, con 14 años de experiencia en la aplicación de la Inteligencia Sistémica a casos reales. Explicará, aclarará y ampliará sus aspectos más relevantes y reservará un tiempo final para responder a las preguntas que los asistentes le planteen.


Dado el número fijo de plazas disponible, se ruega confirmar asistencia en sistemica.c.surroca@gmail.com


Consultor de Sistemas Humanos
600-522-884
sistemica.c.surroca@gmail.com


inteligenciasistemicacarlossurroca.blogspot.com.esinteligenciasistemica.carlossurroca linkedin Carlos Surroca


jueves, 9 de febrero de 2017

Constelaciones familiares y relaciones de pareja.

Del síntoma al problema y a la solución.


Cuando las relaciones de pareja entran en dificultades, se convierten en un poderoso imán que acapara y absorbe gran parte de las energías de ambos. El dolor por lo que les ocurre los obnubila y les imposibilita ver e ir más allá. Pero las relaciones difíciles son sólo el síntoma y no la causa.


Las Constelaciones Familiares ayudan a la pareja a explorar lo esencial de sus relaciones a partir de los síntomas y a centrar su atención en la solución. 


A medida que vivimos, experimentamos una serie de hechos que nos impactan emocionalmente en mayor o menor medida. Para sobrevivir al momento en que se producen los hechos dolorosos, rechazamos las emociones que nos producen, las reprimimos y las guardamos en nuestro inconsciente. Así, pues, a medida que vivimos, vamos llenando nuestro almacén inconsciente de memorias dolorosas que, por serlo, comportan una cierta energía singular que emite y capta ciertas ondas. Cuando vivenciamos en el presente algún hecho que resuena con algo doloroso que sucedió tiempo atrás, aquello memorizado en nuestro inconsciente sintoniza y salta al momento presente con una fuerza dominante y desconcertante. Esto hace que vivamos un presente condicionado inconscientemente por nuestro pasado, y que no comprendamos algunas reacciones de nuestro propio comportamiento, ni las de los demás.

Si bien nuestro aquí y ahora está influido y moldeado por nuestro pasado a través de las memorias vivas que poseemos del mismo, eso ya no tiene por qué ser cierto para siempre. Hoy podemos mejorar nuestro presente continuo cambiando convenientemente nuestras memorias. Las Constelaciones Familiares ayudan a encontrar el verdadero conflicto así como sus causas para desactivarlas, y poner orden en el Sistema Familiar.

                          

¿Cuáles pueden ser las causas de unas arduas relaciones de pareja?


¿Qué memorias pueden intervenir y afectarles? En base a los numerosos casos que he tratado, enumero varias posibles, ordenadas desde el presente de una pareja hacia el pasado de ambos:


  • El no poder tener hijos, sufrir algún aborto natural (o provocado), vivir un falso embarazo sin hacer el duelo correspondiente, el que haya uno de los dos que no quiera tener hijos.
  • El tipo de educación recibida. Cuanto más capaces son los padres de sentir, más abiertos suelen estar a lo sexual y más dejan expresar a sus hijos sus sentimientos. Mientras que los padres más cortados de su sensibilidad suelen estar más reprimidos y mostrarse más represivos con sus hijos.
  • El haber vivido experiencias traumáticas como violencia en casa entre padre y madre, acoso, abusos sexuales, violación, incesto, muerte prematura de padre o madre que impide arriesgarse y exponerse afectivamente más tarde en el acto sexual.
  • Lejos de haber crecido bajo un patrón de apego seguro e íntimo con sus cuidadores, haber vivido los primeros meses de vida bajo un apego inseguro evitativo, ambivalente o desorganizado, haber sufrido abandono.
  • La calidad del nacimiento. Por ejemplo, un traumatismo natal puede ser generador de un rechazo y de una incapacidad general a sentir, a resentir, que aplicado a lo afectivo y a lo sexual, puede ser causa de frigidez.
  • La calidad de la fecundación. No es lo mismo proceder de la fecundación resultante de un proceso amoroso entre mis padres que me desean, que ser el resultado de una violación. 
  • Las cargas emocionales que cada miembro de la pareja lleva por herencia de asuntos dolorosos inconscientes no resueltos por algunos de sus respectivos antepasados. Cuanto más pesadas sean estas cargas, mayor será su poder de atracción y más se girará uno hacia ellas y más uno dará la espalda al otro. Y este otro se puede sentir postergado, olvidado, abandonado. También puede suceder que a éste otro le ocurra lo mismo. En este caso, ambos se dan la espalda y su relación va a su fin.


Constelaciones familiares. Vaciar la mochila de cargas emocionales para construir en positivo.


Para ello, necesitamos vaciar el inconsciente de cargas emocionales por hechos dolorosos vividos y cargas familiares heredadas sin resolver -de ambos-, antes de constituirse como pareja, o como más tarde, cuando las dificultades empiezan a aparecer.

¿Qué asuntos pendientes de solución procedentes del sistema familiar de origen de ambos influyen en las relaciones de pareja? Pueden ser muchos; entre ellos:


  • Vínculos, apegos, lealtades ciegas, mandatos velados y creencias limitantes.
  • Anhelos y necesidades insatisfechas con el padre, la madre, hermanos, con otros.
  • Hechos esenciales no dichos, sucesos, ruinas, secretos y conflictos.
  • Patrones de comportamiento inadecuados y hechos repetitivos intensos.
  • Hilos invisibles que nos mueven, enganchan o encarcelan emocionalmente.
  • Posición inadecuada de algún miembro en el sistema familiar. Excluidos.
  • Reconciliación con ciertos miembros clave de la familia, etc.


Las Constelaciones Familiares ayudan a:


  • Rastrear las posibles causas.
  • Comprender las dinámicas subyacentes.
  • Modificar o eliminar memorias inadecuadas.
  • Activar y poner en marcha procesos que llevan del bloqueo al desatasco, del desorden al orden, del desequilibrio al equilibrio, de la confusión a la claridad, del odio y el miedo a la reconciliación y a la paz.
  • Constituir un terreno fértil en el que pueda germinar un impulso inicial hacia una solución a los retos vitales.

Paradójicamente, las Constelaciones Familiares ayudan a encontrar soluciones sencillas a situaciones complejas. Este taller te ayuda a entrar en ti. A comprender lo que lo racional no alcanza a entender. A cambiar y mejorar tu situación y la de tu sistema familiar.


Carlos Surroca
Consultor de Sistemas Humanos
600-522-884
sistemica.c.surroca@gmail.com

                                           inteligenciasistemicacarlossurroca.blogspot.com.esinteligenciasistemica.carlossurroca linkedin Carlos Surroca

martes, 29 de noviembre de 2016

CASO REAL: Constelaciones Familiares UNA RELACIÓN DIFÍCIL ENTRE MADRE E HIJO


http://inteligenciasistemica.es/

Una madre con 54 años me telefonea para preguntarme si es bueno que venga con su hijo a una constelación familiar: 

¿Su hijo quiere venir? No lo sé. 
Pues, por favor, asegúrese de ello porque una condición indispensable para venir es que venga de forma voluntaria, convencida y confiada. 
Si decide no venir, está bien.

La madre vino. El hijo no.

Cuando le pregunto por el asunto que quiere trabajar, la madre me dice que le gustaría comprender y poner remedio a la relación tan difícil que mantiene con su hijo.

Constelaciones Familiares con Carlos Surroca

Salen dos representantes: madre e hijo. El hijo muestra un gran afecto por su madre y una actitud protectora hacia ella. La cliente se sorprende.

Pregunto por hechos reales importantes sucedidos en la familia. El padre de su hijo murió a los cuatro años de casarse. Sufría alcoholismo. La madre convive ahora con un hombre desde hace veinte años, que la maltrata. 

Constelaciones Familiares con Carlos Surroca

Planteo a la cliente la siguiente pregunta:

¿Qué ocurre en ti que eliges este tipo de hombres? 
Se sorprende. No encuentra respuesta. Se emociona.
Sale un representante del padre de la madre. Se refugia en un rincón y su hija se acerca hacia él con gran interés. No se mueve, mira al suelo. 

Le entrego una silla plegada, que rápidamente coge al tiempo que dice: Necesito como veinte de esas para protegerme.

Sustituyo la representante de la madre por la propia cliente

Ésta se acerca lentamente hacia el representante de su padre, sin poder mediar palabra. Le ayudo a pronunciar una serie de frases reconciliadoras. El representante de su padre la mira con afecto, le tiende los brazos y ella se abalanza y lo abraza muy emocionada.

El hijo se acerca contento de ver lo que ve.

Constelaciones Familiares con Carlos Surroca

Sale un representante de la vida. Después de unos pocos movimientos de acercamiento y de unas palabras de orden, el hijo recibe el apoyo de su madre, y ésta el de su padre, los tres conectados mirando hacia la vida...

Este es uno de los múltiples casos reales que tratamos en nuestros Talleres de Grupo abierto en Madrid. El caso ha sido esquematizado de manera que las personas y los temas allí trabajados guarden su intimidad. Muchas gracias a las personas implicadas que nos han permitido su publicación. 





Consultor de Sistemas Humanos
600-522-884
sistemica.c.surroca@gmail.com


inteligenciasistemicacarlossurroca.blogspot.com.esinteligenciasistemica.carlossurroca linkedin Carlos Surroca





miércoles, 8 de junio de 2016

ESPAÑA ¿UN SISTEMA HUMANO ENFERMO?


Para responder a la pregunta de este título, necesito antes introducir algunos conceptos sistémicos a través de una analogía más cercana y asequible, como es la del ser humano, visto en sí y a su vez como un sistema.

Todo ser humano es un sistema vivo que tiene una parte llamada cuerpo, el cual es el receptor final de las energías asociadas a los asuntos dolorosos pendientes que no ha logrado resolver, las cuales también pasan a sus descendientes con el fin de encontrar a uno o varios que los puedan solucionar.

Por asuntos dolorosos se entienden aquellos hechos impactantes que llegan a la persona en un momento en el que no dispone de los recursos necesarios para salir airoso del choque, tales como un traumatismo natal, abandono, conflicto afectivo con padres o pareja, exclusión, despido, accidente, suicidio, asesinato, guerra, hambre, emigración, etc. Todo ello deja a cada ser humano con una ristra de anhelos y necesidades vitales insatisfechas, que darán lugar a comportamientos incomprensibles para el limitado ámbito de lo racional y consciente.

Como no se sabe qué hacer con el odio, la rabia, el miedo, la frustración y demás sentimientos, emociones o energías generadas por esos impactos dolorosos, psicológicamente se reprimen y esconden en un lugar llamado inconsciente, con la ingenua esperanza de que el tiempo los borrará, y biológicamente se alojan en las células del cuerpo, sobre todo en las de alguna parte u órgano de su preferencia, que enfermará. Si no se logra poner remedio, la enfermedad desembocará en la muerte.



El tiempo no es ni tiene energía. Los pensamientos, las creencias, lo mental, racional y consciente, la tienen, pero nada comparado con la fuerza brutal que desatan los distintos huéspedes que habitan soterradamente en el inconsciente, sobre todo cuando no se les hace caso en aquellas situaciones que reclaman una solución a sus anhelos y necesidades insatisfechas. “Hay que entrar en el inconsciente para salir de la inconsciencia” según Arthur Janov. Cuando nos introducimos en él y nos conectamos con lo que hay, una comprensión no racional aparece. Es el fin de una tensión que hemos soportado durante largo tiempo sin ser conscientes de ella. La calma se instala en nosotros. Nada procura tanta armonía interior. Siempre se está a tiempo de tener una infancia feliz” es otra frase maravillosa, esta vez de Milton Erickson, la cual expresa que si bien estamos moldeados por realidades previas, podemos dejar de estar predeterminados por ellas. La clave a nivel personal vuelve a estar en el inconsciente, campo en el que ambos trabajaron y lograron excepcionales avances.

Tenemos el privilegio de pertenecer a una de las primeras generaciones en la historia de la Humanidad capaces de poder trabajar el inconsciente de la persona para que pueda soltar una gran parte de esta energía sobrante, desestabilizadora e hiperactiva, y alcanzar un considerable nivel de paz y serenidad. Cuando esto ocurre, las emociones reprimidas del inconsciente ya son menos y menos potentes. En este caso, el inconsciente interfiere menos en lo racional, y ambos pueden focalizarse y contribuir a la consecución de una vida plena, saludable y fluida centrada en el aquí y en el ahora.

Con lo anterior, yo puedo ahora tratar de responder a la pregunta del título de este artículo.

España es un sistema vivo compuesto de seres humanos en continua relación de cambio hacia un destino común.

Ciertas relaciones en España fluyen, otras no fluyen, como no circula la sangre en nuestro cuerpo cuando el colesterol estrecha su paso o lo impide del todo. Con adecuar la alimentación, hacer ejercicio y licuar más la sangre se pueden resolver ciertos casos. Otros requerirán unas acciones más drásticas como una intervención quirúrgica. Son acciones a posteriori, cuando el hecho doloroso ya se ha producido. Actuamos sobre los efectos, pero no sobre las causas. ¿Qué genera una cantidad inadecuada de colesterol en nuestro cuerpo? ¿Nuestra genética heredada? ¿Es nuestra genética heredada un determinante inamovible? ¿O es ésta una creencia limitante?




Los trabajos sobre el genoma humano y la Epigenética nos ayudan a ver la interrelación que hay entre la genética, las emociones y la energía.

Y la Sistémica desarrollada por Bert Hellinger y sus numerosos alumnos desde 1980 muestra la interrelación entre nuestro pasado, presente y futuro. También muestra que nuestras emociones, sentimientos y actitudes ante el legado genético, emocional, económico, social, cultural,….recibido de nuestros antepasados, afectan a nuestro presente y futuro de una manera insospechada, y que aquellas actitudes que son generadoras de dolor y sufrimiento se pueden cambiar si la persona que las experimenta llega a la intención de cambiarlas con la ayuda de un tercero profesional. La Sistémica también muestra que cuando ocupamos la posición que nos corresponde en nuestro sistema familiar y en los demás sistemas a los que pertenecemos (escuela, empresa, partido, asociación, etc.), las relaciones fluyen y con poco se consigue mucho. Y que cuando nos encontramos ante relaciones bloqueadas, hay que ir a la causa de dicho bloqueo para desbloquearlas.

Bert Hellinger 
Así como la punta visible del iceberg nos revela la existencia de una masa invisible de hielo ocho veces mayor por debajo de la superficie del mar, el síntoma de algo sentido como doloroso o inadecuado nos indica que algo no funciona en el sistema. Hay que entrar en su inconsciente colectivo para descubrir sus verdaderas causas y a partir de las mismas, remediarlo.

¿Qué síntomas podemos ver en el sistema España? Menciono algunos de ellos:
  • El bloqueo político. 
  •  La escasez de líderes en los que poder confiar. 
  •  El anhelo de volver a situaciones económicas mejores sin considerar lo que hay que trabajar y cambiar para tener en cuenta la incorporación de miles de millones de trabajadores chinos, indios y demás a la producción mundial. 
  •  La falta de una visión u hoja de ruta integradora, realista y entusiasmante. 
  • La inadecuación del sistema económico para dar trabajo a todos y más. 
  • El persistente desequilibrio entre la oferta y la demanda formativa. 
  • El envejecimiento de la población. 
  • Una estructura administrativa globalmente poco eficiente. 
  • La inexistencia de diálogo para tratar los asuntos que nos conciernen a todos y generar soluciones para las necesidades vitales no satisfechas. 
  •  La corrupción.

Con solo considerar estos síntomas, se puede afirmar que el sistema humano llamado España está enfermo. Con varias enfermedades a la vez. Esta metástasis nos pone en peligro. ¿Lograremos salir a la superficie para poder respirar o nos hundiremos aún más? ¿Estamos enfocados a resolver los temas esenciales que nos plantea la vida?, o preferimos permanecer inconscientes para no ver y sentir lo que llevamos en nuestro inconsciente personal y colectivo, aunque ello nos mantenga paradójicamente bloqueados en el dolor y en el sufrimiento


La Sistémica no sólo está orientada a resolver problemas existentes. También se utiliza para explorar el futuro, elegir las mejores alternativas y evitar entrar en situaciones problemáticas.

La Sistémica viene trabajando desde 1980 a nivel personal, familiar, pedagógico, empresarial y organizacional. Nació en Europa Central y se ha expandido y aplicado con éxito en España y en otros países. Su trabajo se realiza de forma discreta y reservada por su propia naturaleza. El trabajo por realizar es ingente. Su mayor barrera de entrada es el desconocimiento sobre ella. Y también la prevención, el miedo y el rechazo a lo desconocido que genera en algunos.


Paradójicamente, la Sistémica encuentra soluciones sencillas en situaciones complejas al llevar a cabo tres acciones simultáneas:

· Cambia nuestro punto de observación.

· Amplía nuestro campo de visión.

· Hace que nuestra mirada de los hechos sea mucho más profunda.


La potencia sinérgica de estas tres acciones simultáneas, es alta. Lo que surge de su interacción sorprende y crea unas condiciones favorables para alcanzar una solución para el asunto difícil y pertinaz que se ha decidido trabajar.

La Sistémica ha ayudado y está ayudando a sanarse a muchas personas y familias con problemas relacionales y con consciencia emocional.

La Sistémica también está siendo de gran utilidad para aquellas empresas y organizaciones con problemas enconados y persistentes, aunque mucho más lentamente por su menor sensibilidad y porque sus directivos no suelen atreverse. Debido a su mayor implicación y riesgo, los empresarios fundadores suelen hacerlo. Ante mi pregunta ¿Quieres trabajarlo? a un empresario con sesenta y siete años, seis hijos varones y desesperado porque ninguno de ellos mostraba interés por asumir y continuar su liderazgo empresarial, me contestó: ¡¡¡A muerte!!! Lo trabajamos. Diez años después, la empresa continúa su actividad.




¿Y qué puede hacer la Sistémica a nivel país? La Historia nos lo muestra a través de hechos concretos a escala país o aún mayor, aunque no se hayan visto como sistémicos. 

Adenauer y De Gaulle mostraron su grandeza al trascender los efectos de la confrontación recién sucedida de la Segunda Guerra Mundial en aras de un objetivo superior. Fue un acto de reconciliación. Con “poco” se inició el camino de algo muy grande: la construcción de Europa en paz después de siglos de guerras.


El Monumento del Holocausto, a una manzana al sur de la Puerta de Brandeburgo en Berlín, recuerda a los judíos de Europa asesinados. Con sus 2711 losas de hormigón, representa un sistema supuestamente ordenado que perdió contacto con la razón humana. El Bundestag aprobó el proyecto. Como hace la Sistémica, este monumento simbólicamente muestra una realidad de gran dureza y dolor que levanta emociones y lleva a un sentimiento de reconciliación.

En Alemania continúan aplicando la Sistémica para limpiar las secuelas de las duras emociones vividas durante la Segunda Guerra Mundial.


Nelson Mandela conoció el miedo de los blancos y las ansías de venganza de los negros. Negoció con los primeros y afrontó a los suyos. Con ello evitó un terrible baño de sangre para todos. Una vez preguntado sobre el proceso que le llevó al poder en Sudáfrica, contestó: “Estando a punto de alcanzar la cima de aquella montaña muy alta, descubrimos que ésta escondía detrás otra más alta y más lejana por escalar. Y no excluyo que detrás hayan otras más altas y lejanas”. Allí, la jerarquía eclesiástica contribuyó en gran manera a la reconciliación

En España, el acontecimiento de más envergadura vivenciado recientemente ha sido la Guerra Civil, a tan sólo dos o tres generaciones atrás. Muchos de nosotros arrastramos inconscientemente emociones de miedo, odio, tristeza o culpa, que nuestros padres, abuelos o bisabuelos experimentaron en la guerra y que no pudieron desprenderse de ellas. De tanto en cuanto, cuando algunos de nosotros entramos en contacto y en resonancia con situaciones detonadoras de dichas emociones, las vivimos, las sufrimos, pero no las relacionamos con aquello que ocurrió. Son como esos programas operativos que existen en nuestro ordenador, que no sabemos que existen, pero que condicionan su funcionamiento. Si tenemos plena conciencia de ello, podemos mandar a la papelera de reciclaje aquellos que nos debilitan y limitan, y buscar e incorporar aquellos que nos fortalecen y potencian.


A mi trabajo sistémico han asistido nietos de oficiales nazis o de los dos bandos españoles con un gran malestar, el cual desaparece cuando logran conectar con lo sucedido y hacer consciente esta parte de su inconsciente. Cuando eso sucede, dejan de reaccionar de forma automática como un robot ante ciertas circunstancias, su cara se relaja y la serenidad aparece. Por tanto, no se trata de un asunto baladí sin importancia.

Por otro lado, todos estamos afectados por ello con tonalidades e intensidades distintas. No porque yo no siento nada al respecto, estoy en situación de negar que el otro siente lo que siente, o de afirmar que lo que el otro siente es una tontería. Quizás mi familia no se vio afectada, y la del otro sí. Todo ello se ve diluido por la incorporación posterior de emigrantes en la sociedad española.

Cuando veo los debates políticos de nuestro Congreso de los Diputados, o los debates televisivos, para mí son, en gran parte, debates emocionales donde lo racional no tiene cabida ni fuerza. Mientras lo emocional no está en paz, es muy difícil estar centrado en el aquí y en el ahora para construir el futuro.

¿Hasta cuándo duran los efectos de sucesos traumáticos sufridos por colectivos humanos que suponen muertos, asesinados, marginados, olvidados y excluidos, tales como nuestra Guerra Civil? Hay hitos que separan en el tiempo varias etapas consecutivas de intensidad decreciente. El primero es el fin del suceso. El segundo surge con la muerte de los últimos que vivieron el suceso en sus distintas facetas: víctimas, perpetradores, etc. El tercero aparece con la muerte de los hijos de los anteriores. Y así, sucesivamente. El eco de lo sucedido va perdiendo fuerza con las generaciones que se suceden, pero la memoria no desaparece si no la borramos.

El tiempo ¿Cura realmente las heridas? Después del fin del suceso traumático colectivo, se suele mirar hacia delante y se evita mirar hacia atrás, hacia lo que resulta doloroso, hacia las pérdidas, las ausencias, las culpas y las responsabilidades. Cuanto menos lo miramos, cuanto más lo reprimimos, menos lo soltamos y lo trascendemos y más se nos va cargando el inconsciente colectivo de todo ello. Pero no por depositar esta pesada carga en el inconsciente, ésta deja de actuar. A veces nos sorprendemos de lo que ocurre. Pero es el inconsciente el que ruge de tanto en cuanto para mostrarnos que colectivamente tenemos que arreglar algo de manera distinta a como lo estamos haciendo. Es mejor soltar esta pesada carga que nos viene de atrás, que empecinarnos en hacer lo que siempre hacemos. Aquí cae al pelo la frase de Einstein:

"Locura es pretender obtener resultados distintos haciendo más de lo mismo”.

Albert Einstein
Basándome en la contestación dada por Nelson Mandela, mi opinión es que algunos creen que con la Transición ya se resolvieron los estragos emocionales de la Guerra Civil, cuando sólo fue la primera fase de un proceso más largo, complejo y necesario, realmente pacificador, llamado Reconciliación. Hay constantes síntomas que nos muestran que la confrontación emocional sigue activa: bronca y esterilidad política, apertura de fosas, Memoria Histórica, Valle de los Caídos, pérdida de dirección, iniciativa y visión de futuro ya enumeradas antes, etc. 
De hecho, no ha habido reconciliación. 

¡Cuánto despilfarro de energía colectiva por inconsciencia colectiva!

¿Qué haría falta para reconciliarnos, dejar de perder nuestra energía en luchas estériles y andar de nuevo por la senda de un gran país? Tomo el riesgo de aportar algunas ideas.

Mientras Sudáfrica contó con una jerarquía eclesiástica activa y reconciliadora a nivel político, en España, el hecho que una parte de ella se quedara escorada en uno de los dos bandos, ha dificultado su posible intervención en este sentido. La Iglesia constituye un valioso recurso que poco ha actuado hasta ahora para la reconciliación “política” de los españoles. 2016 es el Año de la Misericordia. ¿Podría ser 2017 el Año de la Reconciliación “política”, por ejemplo? 





En Francia, cada Presidente de la República recién elegido, suele reunirse inmediatamente con su homólogo alemán en un acto institucional y público para reafirmar sus buenas relaciones y honrar juntos a todos los caídos en los campos de batalla de la Primera y Segunda Guerra Mundial. ¿Veremos algún día los españoles a nuestros diputados juntos en alguna ceremonia institucional de reconciliación entre todos, de reconocimiento al dolor y a las pérdidas experimentadas por nuestros antepasados, de ambos lados, de compromiso a cerrar bien lo que sucedió y a trabajar para que nunca más vuelva a suceder y hacer bueno su legado?

¿Quién o quiénes en España tienen la suficiente talla, limpieza y fuerza como para generar confianza, incluir a todos, y crear las condiciones adecuadas para dar a luz ese proyecto común de reconciliación?

¿Alguien en el poder? Aunque los que están en el poder, suelen no moverse, porque así no lo ponen en riesgo, el Rey y Adolfo Suárez tuvieron la grandeza y la visión de Estado para hacerlo en la Transición, junto con las de los muchos otros que la hicieron posible.

¿Un grupo de personas? En este caso haría falta un grupo de personas de todas las tendencias políticas sin exclusión, con buena trayectoria y peso específico, dialogantes, conciliantes, que hayan por tanto soltado sus propios fardos personales sistémicos limitantes y bloqueantes, que ya hayan trascendido sus apetencias económicas, que estén dispuestos a traspasar lo mucho recibido de nuestra sociedad y estén motivados y unidos por el objetivo superior de la reconciliación, como lo fueron los Padres de la Constitución en nuestra Transición. ¿Un Consejo de Sabios trabajando con grandeza y generosidad para las generaciones siguientes? En este caso, el ejemplo y la credibilidad no sólo vendrían de cada uno de ellos, sino también del hecho de mostrarnos que pueden convivir juntos, consensuar objetivos para el bien común, actuar para alcanzarlos y construir futuro.


¿Y si no apareciera este alguien o grupo de personas? Pues cabe hacerlo desde la sociedad civil, en pequeños o grandes grupos. Cuando un miembro o un subsistema de un sistema trabajan en su curación, su efecto benefactor llega a los demás a través de sus relaciones, y la mejora de éstos repercute a su vez en aquellos otros miembros con los que están relacionados y también en el miembro o subsistema iniciales. Así, el beneficio de su primer esfuerzo se expande como una mancha de aceite al resto del sistema. De hecho, ya se va haciendo a escala familiar, y en menor grado en la organizacional, pero la degradación política, económica y social actual hace más evidente y urgente la aplicación de la Sistémica a una escala mayor.




¿En qué podría consistir este paso hacia la reconciliación? Tomo el riesgo de afirmar que si los síntomas de confrontación son patentes y persistentes en un pueblo, ciudad, región, comunidad o país, las causas y la solución son sistémicas. La solución requiere una pedagogía previa, y una o varias personas que: 


· Se den cuenta de ello.

· Que algo tienen y pueden hacer al respecto.

· Que tienen el impulso para iniciar el proceso de reconciliación.


Ello puede llevar a reunir a colectivos de hijos, nietos y bisnietos que se sienten emocionalmente ligados a un miedo, odio, tristeza y culpa que pudiera ser atribuible al que sus padres, abuelos y bisabuelos experimentaron en la Guerra Civil, fueran del bando que fueran, y hubieran hecho lo que hubieran hecho, para celebrar un acto conjunto y crear las condiciones adecuadas para que cada uno pueda respetar y asentir en lo más profundo de su ser, lo que fue, tal como fue, sin juicios ni resentimientos. Si somos lo que somos hoy, es gracias a todo ello.



Esta catarsis permitiría quitarnos progresivamente esa pesada losa emocional que individual y colectivamente llevamos algunos y que consume una gran parte de nuestra energía en forma de tensiones y enfrentamientos. Sin esas emociones bloqueadoras, nuestra capacidad emocional se pone al servicio de la vida y puede colaborar con lo “racional”. Sin esas emociones bloqueadoras, a nivel colectivo, nuestra capacidad emocional toda está orientada a captar lo que sucede y a generar información vital para tomar mejores decisiones para nuestra paz, bienestar, crecimiento y aportación a los demás.

Para mí resulta evidente que hay que realizar un proceso de reconciliación porque cuando ciertos conflictos perduran en el tiempo, las causas suelen ser sistémicas. Y sistémicamente está comprobado que para tener éxito en una etapa, hay que haber cerrado bien la anterior.

Poco arriesgamos con un proceso de reconciliación, y mucho podemos ganar. Cuando nuestro cuerpo y nuestra sociedad dejan de albergar emociones que bloquean el libre fluir de su energía, toda ella se dedica a la resolución de los retos esenciales. Pero mientras la estemos perdiendo por el desagüe de los enfrentamientos constantes, nuestro futuro se desvanece y desaparece. Salgamos de la neurosis repetitiva y circular de los conflictos constantes en la que estamos. Salgamos de este surco de disco rayado e iniciemos el recorrido del surco en espiral que nos permita escuchar y disfrutar las canciones de ese álbum que es nuestra prosperidad colectiva. Necesitamos un impulso centrífugo para salir de ahí. Necesitamos energía para hacerlo. La reconciliación es liberadora de ella. ¡Y sólo depende de nosotros!



Por diversas razones, la vida me ha llevado y permitido acceder a la Sistémica esa metodología valiosa para las personas del Siglo XXI.

Teniendo en cuenta:
  • Los retos que España tiene ante sí y que tiene que superar para sobrevivir, primero, y para poder funcionar a su pleno potencial después. 
  • Y lo que la Sistémica puede aportar a toda esa ingente labor por hacer.
Pongo a disposición de quien quiera, mis conocimientos y mi experiencia en la aplicación práctica de la Sistémica, para darla a conocer en conferencias, clases o talleres orientados a solucionar situaciones reales, limitantes, dolorosas y persistentes en el tiempo, sean del ámbito que sean: personal, familiar, profesional, emprendedor, empresarial, empresa familiar, administración pública, partido político, ONG, asociación, investigación, etc.

Reciban un cordial saludo, 

8 de Junio de 2016


Carlos Surroca
Consultor de Sistemas Humanos
600-522-884
sistemica.c.surroca@gmail.com
www.inteligenciasistemica.es

inteligenciasistemicacarlossurroca.blogspot.com.esinteligenciasistemica.carlossurroca linkedin Carlos Surroca